Es tal su deseo de recibir a Jesús, Pan de Vida, que insiste para recibir la Eucaristía antes de lo usual para la época. Se prepara intensamente para el gran día, 31 de mayo de 1863. Escribirá después:”me es imposible describir la dulzura que experimenté en mi Primera Comunión; apenas recibí a Jesús, me sentí como inmersa en El…me invitaba amorosamente a ofrecerle mi corazón y a pedirle tantas gracias”

jueves, 29 de marzo de 2012






Juntos en Navidad regalamos amor con Jesús recién nacido y nos fue muy bien.

Es más: nos sentimos distintos, en una versión superadora de nosotros mismos.

Amar hace bien. A los otros, a vos.

Ahora estamos en tiempo de Cuaresma, ante la Semana Santa,

esperando la Pascua.

Ese tiempo en el que el corazón necesita abandonar toda dureza y abrazar con ternura a todo otro prójimo y a vos mismo.

Mirá tu interior. Descubrite en tus flaquezas, en lo que no querés ver de vos, pero siempre acompañado por el amor de Dios.

Ese mismo Dios que hoy y siempre nos ama y nos regala perdón junto con la capacidad de perdonar a los demás.

Perdonar y perdonarte, sana y te sana.

Esta Pascua regalá PERDÓN.

Jesús nos ama… siempre.




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